La biblioteca  como depósito de libros, los bibliotecarios como sus guardianes y los sosegados lectores, es una imagen que se ha venido desdibujando en nuestra sociedad, debido a una serie de sucesos que iniciaron a finales del siglo XX con los progresivos avances tecnológicos que llevaron a la adopción y democratización de otros medios, como el audio, el video y finalmente el establecimiento del internet, que debían convivir en el mismo espacio físico con los libros que llevaban un largo reinado como principal fuente de acceso al conocimiento.

La creciente demanda de usuarios, la producción masiva de material y las nuevas formas de investigación establecidas a mediados de los años setentas, terminan por consolidar como modelo dominante la biblioteca de consulta abierta, que por definición es la eliminación de los espacios especializados para depósito de libros y sala de consulta,  generando así un solo espacio de convivencia entre libros y usuarios ; pero este cambio vino acompañado de otras modificaciones, “la segregación entre áreas de administración y lectura también se debilita, al ser imprescindible en las nuevas bibliotecas una constante información y orientación bibliográfica” , es así como la biblioteca inicia un proceso de transformación como programa, debido a las constantes adopciones de medios y necesidades.

Por otra parte, el 4 de Julio de 1971, Michael Hart filántropo estadounidense, que en ese momento era estudiante en la Universidad de Illinois creo el proyecto Gutenberg, que hoy se conoce como la primera biblioteca digital de la historia. La invención y aporte del proyecto consistió en la creación de los E-Books o libros electrónicos, iniciando con la digitalización de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, la biblia, entre otros textos que eran de libre acceso e importancia para toda la humanidad. El pensamiento de Hart se resume en el siguiente texto que escribió “Consideramos el texto electrónico como un nuevo medio de comunicación, sin verdadera relación con el papel. La única semejanza es que distribuimos las mismas obras, pero en cuanto la gente se haya acostumbrado, no veo cómo el papel aún podría competir con el texto electrónico, sobre todo en las escuelas” Veinte años más tarde del inicio del proyecto Gutenberg, en el año 1991, se materializaría finalmente el sueño de la interconexión y acceso a la información de forma remota para todo el mundo con la popularización del internet y la creación de los protocolos Web .

En consecuencia de lo anterior y ante un inminente cambio de paradigma, el 1 de mayo de 1995 se creó en Estados Unidos la Federación de Bibliotecas Digitales, donde como primera acción instauraron una definición de lo que debía ser en cuanto a misión y visión una biblioteca digital, “Las bibliotecas digitales son organizaciones que proveen los recursos, incluyendo personal especializado, para seleccionar, estructurar, ofrecer acceso intelectual, interpretar, distribuir, preservar la integridad y asegurar la persistencia a lo largo del tiempo de colecciones de obras digitales, de tal forma que estén oportuna y económicamente disponibles para su uso por parte de una comunidad definida o conjunto de comunidades” , pero más allá de funcionar como un órgano independiente, las bibliotecas digitales se instauraron en su gran mayoría como las versiones análogas de cada biblioteca física en el ciberespacio. La adopción de los diferentes medios y nuevas tecnologías por parte de las bibliotecas derivo en la creación de variados términos que intentaban describir esa fusión entre biblioteca, computadora y telecomunicaciones, llegando a describirla como biblioteca hibrida, biblioteca automatizada, electrónica, virtual, sin papel, sin paredes, en-línea, mediateca, ciberteca, etc, muchos de estos términos quedaron rápidamente en desuso por el acelerado avance de la tecnología y por la normalización del uso de herramientas digitales en la vida cotidiana.

La consolidación de Internet como un medio global para acceder a la información, junto con las mejoras tecnológicas en las pantallas de computadoras, así como la creación de nuevos dispositivos como teléfonos móviles y tabletas, ha ampliado significativamente el acceso a libros electrónicos y documentos científicos de alta calidad; algunos de estos materiales han existido en formato digital desde su origen, lo que ha facilitado su difusión amplia y económica. En este contexto, la biblioteca empezó a ser vista como un edificio que podría considerarse prescindible, y el libro, que antes era su emblema, comenzó a percibirse como un objeto anacrónico.

Pero en contraposición de lo anterior, durante las primeras décadas del siglo XXI se han proliferado las bibliotecas llegando a un total de 2,8 millones de bibliotecas en todo el mundo, incluidas 409.972 bibliotecas públicas, abarcando un número de visitas anuales de 5.669 millones de usuarios a 2022 , este fenómeno de crecimiento continuado se denominó “el boom constructivo  que nace a finales de los años ochenta y se prolongó hasta prácticamente la actualidad” , el término surge a raíz de la traducción del encabezado de la publicación titulada “the boom goes on”   de 1999  en donde se describe como las bibliotecas norteamericanas “están duplicando o cuadruplicando su tamaño al tiempo que agregan estaciones de computadoras, baños, ascensores y chimeneas, o simplemente abren nuevas dependencias”  fenómeno que se extendió a nivel mundial debido a la resignificación de las bibliotecas en la era de la información, y su adaptación a un nuevo rol dentro de la sociedad. Es así como el interés por las bibliotecas públicas en el presente se encuentra activo en todos los continentes, desde representantes de las grandes bibliotecas nacionales como la Biblioteca Nacional de Qatar de OMA, pasando por partes constitutivas de centros culturales como la Biblioteca Binhai en China de MVRDV o la Biblioteca Deichman en Oslo de Atelier Oslo + Lund Hagem, hasta detonantes de grandes renovaciones urbanas como los Parques Biblioteca de Bogotá y Medellín.

Este masivo y continuo interés se debe principalmente a la reformulación de la biblioteca pública como institución, la cual se está adaptando constantemente a las nuevas tecnologías, además de ofrecer servicios más diversificados atendiendo a las necesidades de usuarios más heterogéneos, consolidándose así, como un centro colaborativo y de aprendizaje. Entonces surge la pregunta, ¿Qué tipo de estrategias proyectuales se están aplicando en las bibliotecas públicas contemporáneas?