La presencia de lo ausente : estrategias de transformación del espacio: ideal vs virtual
- Autor/a: Cesar María Jiménez de Tejada Benavides
- Tipo: TD DPAA (Tesis Doctoral)
- Línea de investigación: Discursos, Maestros y Obras
- Director/a: Jesús María Aparicio Guisado
- Defensa: 2022 Enero
- Financiación: Propia
- Grupo de investigación: Cultura del Hábitat
La tesis doctoral La presencia de lo ausente. Estrategias de transformación del espacio: ideal vs virtual establece un debate arquitectónico entre los elementos de varios binomios de opuestos, como en el caso que nos ocupa: presencia/ ausencia, poniendo especial atención en el intervalo, la secuencia entre las partes y los espacios entre las cosas, el entresitio, para impulsar el análisis y transformación en el desarrollo del proyecto arquitectónico. La tesis arranca con referencias externas que condicionan la manera de proyectar los análisis posteriores de obras arquitectónicas bajo la influencia de la percepción del extrañamiento. Estos se ordenan en tres capítulos donde los proyectos seleccionados se agrupan bajo términos de horizontalidad, verticalidad e interioridad. Estos análisis se amplían en el anexo, individualmente, por edificios, a modo de fichas, que contienen datos básicos y bibliografía, y un estudio amplio de la obra, con interpretaciones propias sobre cada una, a través de dibujos (isométricas, egipcias, secciones y alzados), siguiendo una noción extendida del concepto del extrañamiento; no buscando condiciones ideales de los edificios sino condiciones virtuales que llevan a la percepción de la presencia de lo ausente en la arquitectura contemporánea, permitiendo al arquitecto avanzar más allá de la tradicional comprensión modernista. La primera referencia externa es la semiosis de Charles Sanders Peirce (1839- 1914), la base fundamental de la comunicación, con la tríada formada por el «signo», «objeto» e «interpretante», donde se produce una relación de estímulo y reacción entre dos polos, el que estimula y el estimulado. El signo es el estímulo que para producir reacción necesita de un catalizador o mediador, «un tercer elemento: el interpretante» y que hace que el signo «represente su objeto para el destinatario». La teoría de Peirce es la que permite profundizar con mayor precisión en el estudio de la arquitectura y otras disciplinas artísticas, por ser un método que establece un «sistema relacional», con su concepción triádica del signo y por la componente de tiempo que incorpora el «interpretante». A partir de la década de los años sesenta la división también triádica del signo peirceano: Icono, Índice y Símbolo y así mismo su clasificación triádica de relaciones: Primeridad, Segundidad, Terceridad, hicieron posibles múltiples análisis de la realidad desde las artes y la arquitectura. La segunda referencia utilizada es la obra del norteamericano Paul Ryan (1943- 2013), el videoartista conceptual y teórico de la comunicación. Me interesa por su aproximación a la resolución de conflictos vía su Circuito Relacional, que surge de la combinación de las categorías de Peirce con las teorías cibernéticas de Gregory Bateson. Ryan desarrolla en dos formas el Circuito Relacional: una espacial en 3D, con relaciones en continuidad de autoinclusión, dentro/fuera, con distintos grados de interioridad a través de tomas en vídeo del proceso de forma sucesiva. Y la otra variante 2D, threeing, donde tres o más elementos (personas u objetos) resuelven conflictos por medio de las relaciones de posición, sin jerarquías. El Circuito Relacional es el «timonel» (cyber, de las naves de la Grecia Clásica) de un sistema complejo, porque proporciona un método permanente de auto-ajuste a través de la identificación de diferencias en el sistema donde la supervivencia del sistema va unido a su evolución. La influencia de las tríadas de Peirce en manos de Paul Ryan con su Circuito Relacional, permite al arquitecto establecer varias interpretaciones entre objetos y sujetos como si se resolvieran conflictos de cualquier índole entre todos ellos. De manera que el arquitecto no se considerará metafóricamente tanto como un creador y director de orquesta, sino como el «cyber» de la nave que continuamente crea, dirige, reinterpreta y reacciona. El concepto de «la presencia de lo ausente» supone el motor que revela distintos gradientes que afectan al espacio y su profundidad, desde la ocultación al revelamiento y viceversa, desde la inclusión y la exclusión, en definitiva, establecer las estrategias de transformación del espacio que permitan abrir nuevas vías de investigación del pensamiento y de la práctica arquitectónica, para emprender transformaciones espaciales que rompan los límites establecidos. Lo que en palabras del filósofo americano William James, coetáneo y próximo a Peirce, como fundadores del pragmatismo, se entiende por «lo que realmente existe no son cosas sino cosas en transformación». Esta tesis plantea y justifica diferentes conceptos arquitectónicos, pero dejando muchas de las preguntas en el aire; preguntas que esperan respuestas que sería imposible pretender abarcar en las páginas posteriores. Una tesis que aspira a ser «una buena interrogación sin respuesta cierta [pero con respuestas]. Como todas las buenas preguntas» (como escribiera Jean Baudrillard en Pantalla Total, 2000).